CON EL CORAZÓN AGRADECIDO A DIOS
En mayo de 2011 llegamos a Perú llenos de entusiasmo y expectativas, y también algunos miedos e incertidumbre. A lo largo de este periodo ha habido tiempo para todo: “Nacer, morir, plantar, arrancar lo plantado, llorar y reír, hacer duelo y bailar…”(cf Ec 3,1-22).

Damos gracias a Dios por su bondad infinita, por invitarnos a “salir de nuestra tierra, de la casa de nuestros padres”, porque realmente estamos experimentando su amor infinito y bondadoso, el cien por uno que regala y que este pueblo hace realidad con su derroche de generosidad.
Día a día vamos descubriendo que no hay diferencias esenciales entre aquí y allí, y lo único verdaderamente importante es “nacer de nuevo”, reinventarse, sanar heridas, madurar, aprender a soltar, buscar permanentemente…para ir abriéndonos poco a poco a los nuevos caminos que la vida nos propone y regala.
Gracias a este pueblo que tan generosamente nos acoge y cuida, con el que compartimos gozos y sufrimientos, y que cada día sentimos más hermano. Y gracias nuevamente a Dios por habernos cuidado con tanto mimo, que palpamos especialmente en el cuidado de nuestro hijo Pablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario